Dormir y descansar bien es fundamental para mejorar nuestras funciones cerebrales y para enfrentarnos con energía a nuestros retos diarios. Son muchas las personas que tienen problemas para conciliar el sueño y, cuando lo hacen, se mantienen en un estado de sueño ligero que no les permite alcanzar la fase REM, fase de descanso profundo que tanto nuestro cuerpo como nuestro cerebro necesitan para funcionar correctamente.
En ocasiones, no le damos al descanso la importancia que tiene, pero tenemos que ser conscientes de que no dormir bien puede derivar en graves problemas de salud. Hacer deporte, no trasnochar o darse un buen baño caliente antes de acostarse son buenas prácticas que nos ayudarán a mejorar la calidad de nuestro sueño y nuestro descanso, pero ¿qué más podemos hacer? Cuidar nuestra alimentación. Come sano y dormirás a pierna suelta.
¿Qué alimentos pueden ayudarnos a caer rápido en un sueño profundo?
Grasas saludables. El aceite de coco, tan de moda últimamente, y el aceite de palma son fuente de grasas saludables, combustible para nuestra mente.
Omega-3. Ayuda en la secreción de serotonina, que promueve la sensación de bienestar acabando con el estrés, origen de muchos casos de insomnio. El salmón, las nueces o las espinacas son una buena fuente para incluir Omega-3 a nuestra dieta.
Proteínas. Esenciales para reparar el músculo y fortalecer nuestro sistema inmune. Nuestro cuerpo lleva a cabo ambas tareas durante la noche, por eso es muy importante tener un sueño reparador.
Miel. Consumir un poco de azúcar antes de acostarnos puede ayudar a que la función cerebral mejore durante nuestras horas de sueño. Tomar miel antes de acostarnos eleva la glucosa en sangre, conduciéndonos a un sueño más profundo.
Vitamina B12. Es una vitamina esencial para la producción de la melatonina, hormona del sueño responsable de que disfrutemos de un sueño reparador.
