¿Puede ser positivo el estrés? Descubre el eustrés

Aunque en un principio el estrés tiene connotaciones negativas, no siempre es así. Eustrés y distrés son dos caras de la misma moneda. Aprender a reconocerlos y diferenciarlos te ayudará en su gestión pudiendo aprovecharlos en tu desarrollo personal y laboral.

 

El origen

Por lo general, aparecen uno o varios agentes estresores responsables de generar esa respuesta excesiva. El trabajo, la familia, las enfermedades, el clima, el alcohol, el tabaco o las frustraciones son algunos de los estímulos internos o externos de carácter físico, químico o social que funcionan como estresores.

El cuerpo va acumulando tensión, reflejada perfectamente en los músculos. Esto puede terminar por afectar tanto al sueño como al estado de vigilia. El agotamiento que produce esa sensación de preocupación y angustia, repercute en acciones tan sencillas como prestar atención o realizar un esfuerzo voluntario.

En este sentido, podríamos definir el distrés como el estrés negativo que ocasiona un exceso de esfuerzo en relación  a la carga. Suele ir acompañado de un desorden fisiológico, hiperactividad, dolores musculares y somatizaciones.

 

Bienvenido, eustrés

Cuando la relación con las impresiones del mundo externo y del interior no producen un desequilibrio orgánico, el cuerpo es capaz de enfrentarse a las situaciones e incluso obtiene satisfacción en ello.

Podría definirse el eustrés como un estado en el que pensamiento, sensación y emoción se alían para incrementar nuestra energía. El eustrés no solo incrementa la vitalidad sino que además facilita la toma de decisiones que permitirán llevar la iniciativa en el desarrollo como ser humano, permitiendo un nivel de conciencia capaz de sentir la vida como una experiencia única y valiosa.

 

De negativo a positivo

El estrés negativo acumulado puede afectar el bienestar físico y aumentar el riesgo de ansiedad y depresión. Por su parte, el estrés positivo se entiende como un desafío o un nuevo reto difícil que te pondrá al límite pero que se puede superar.

Con la mentalidad adecuada, la angustia puede convertirse en eustrés. Evidentemente no se trata de transformar de inmediato cada revés en un desafío. Es lógico y normal sentirse angustiado tras hechos negativos, por ejemplo la pérdida de un cliente. Lo que viene después de esas pocas semanas es lo importante. Esa pérdida da lugar a una búsqueda y se comienza a mover ficha.

 

Positivo pero estrés al fin y al cabo

Aunque podamos aprovechar su lado positivo, el eustrés no deja de ser estrés. La mayor parte del tiempo estás preocupado, tu corazón late con fuerza y ​​puedes sentir  la adrenalina en tus venas. Pero en realidad, es bueno para ti ya que te impulsa a mejorar, reevaluar tu enfoque y buscar el lado más amable de cada situación.

De igual manera es vital para desarrollar la resiliencia, cualidad indispensable para la salud emocional. La mayoría de las personas no nacen con ella sino que la van desarrollando en tiempos difíciles.

 

Las herramientas adecuadas

Podemos contemplar cómo en pocas ocasiones tenemos a nuestro alcance elegir las impresiones que inciden sobre nosotros; sin embargo, con la práctica adecuada es posible aprender a responder de una forma equilibrada. La relajación ayuda en este sentido de forma muy eficaz.

En realidad, cuando practicamos técnicas de relajación estas tienden más activar el lado positivo del estrés que a procurar su desaparición total. Entendidas de esta manera, las distintas técnicas, entre las que se incluye la meditación, nos ayudarían a pasar a la acción, motivándonos a actuar en vez de ser meros espectadores.

En cierto modo nos liberan de los efectos negativos del distrés, preparándonos para una vida creativa, en la que pueda llegar a disfrutarse sin miedos de los momentos felices y afrontando con realismo otros que sucederán de forma inevitable.

La creatividad facilita ese camino en el que los problemas tienden a resolverse. En todo momento hemos de tener claro que los problemas existen para todos, lo que sucede es que mientras unos demoran su solución, otros se enfrentan a ellos.

 

¿Es posible fomentar el estrés positivo?

En el entorno laboral, el eustrés puede influir positivamente en los empleados ya que estimula la creatividad, la resolución directa de los problemas, una mejor dosificación de la energía y provoca respuestas rápidas lo que conlleva un mejor rendimiento. Además, es un buen aprendizaje en lo que a gestión de emociones se refiere, lo que implica un aumento de las posibilidades de lograr las metas.

 

Fomentar el estrés positivo en un equipo de trabajo estimulará a sus integrantes ayudándoles a mantenerse activos y motivados, y por lo tanto comprometidos con la empresa.

Si bien la ausencia de estrés no es conveniente puesto que conlleva aburrimiento o depresión llegando a ser el desencadenante del síndrome burn out (estar quemado), lo contrario tampoco es recomendable.

 

Demasiado estrés afecta de forma negativa al rendimiento y el estado de ánimo del trabajador con lo que lo ideal es que el estrés sea equilibrado, siempre vinculado a un objetivo que resulte motivador para todos.

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