Cómo afrontar el mes de junio sin volverte loco

Junio ya casi está aquí. La declaración de la Renta, cierre de proyectos antes del verano, el fin del curso escolar y la planificación de las vacaciones son algunos de los acontecimientos propios de estas fechas.

Junto a ellos, la subida de las temperaturas contribuye también a generar situaciones de estrés que en nada benefician a tu salud. Sigue leyendo y convéncete de que es posible terminar este segundo trimestre y no enloquecer en el intento.

Primera cita: Renta 2018

El pasado 2 de abril comenzó el plazo fijado por la Agencia Tributaria para confirmar, modificar y presentar por vía telemática la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas correspondiente a 2018.

Aun así, son muchas las personas que, por diversas circunstancias, apuran hasta las últimas semanas para cumplir con esta obligación cuyo plazo finaliza el 1 de julio.

Puedes consultar en este artículo las fechas más relevantes de la presente campaña, así como algunos consejos sobre el pago en especie que quizá pudieran resultar de utilidad.

Se acabó el cole, ¿y ahora qué?

El fin del curso académico es, sin duda, motivo de preocupación para muchas personas. No sólo se complica la conciliación laboral, sino que los padres se ven en la necesidad de buscar fórmulas para que los niños estén bien atendidos a la espera de las ansiadas vacaciones familiares.

Los abuelos, los campamentos urbanos, la ampliación de horario de algunas guarderías o centros de educación infantil y el aumento de la oferta de actividades infantiles son algunas de las posibilidades que puedes barajar.

Sea como sea, infórmate con margen suficiente para que puedas realizar los trámites oportunos.

Pensando en las vacaciones

¿Hay algún plan que te haga especial ilusión? Si conlleva reserva de hotel y/o billetes de algún tipo, no dudes en dejarlo solucionado en cuanto conozcas tus días libres. Es realmente desalentadora la sensación de quedarte sin plaza sólo por haberlo ido posponiendo.

Una buena planificación para evitar despistes

A esas alturas quizá tus compañeros ya estén planificando o disfrutando de sus merecidas vacaciones. Cuando esto sucede suele alterarse en mayor o menor grado la rutina de la oficina, siendo quizá necesario que tengas que asumir algunas responsabilidades en su ausencia.

Distribuir con antelación las tareas que deben seguir realizándose te puede ahorrar a ti y a tu equipo muchos quebraderos de cabeza.

En el mes de junio suelen celebrarse más reuniones para tratar estos temas. Anota tus citas o reuniones en cuanto se anuncien.

¿Te da miedo olvidarte de los plazos de entrega? Programa varios avisos: más vale prevenir que lamentar.

¿Te cuesta concentrarte?

Al estar sometido a las temperaturas propias del mes de junio es probable que te resulte más complicado concentrarte. Este hecho repercute en tu productividad laboral. Asimismo, conlleva cierta frustración al tener que esforzarte más para completar tareas aparentemente sencillas.

Está comprobado que algunos alimentos pueden ayudarte a mejorar la concentración. Por ejemplo, los vegetales y las frutas facilitan el riego de sangre al cerebro. De ellas, los arándanos destacan por ser una importante fuente de antioxidantes. Te ayudarán a concentrarte y sentirte más motivado gracias a que activan las enzimas del cerebro.

El pescado azul y las nueces son alimentos ricos en ácidos grasos omega 3 que mejorarán tus funciones cognitivas.

Consumiendo manzanas, plátanos, chocolate negro y bebidas como café y té verde aumentarán tus niveles de dopamina, el neurotransmisor responsable de las sensaciones placenteras. También está involucrado en otros procesos como el aprendizaje, la memoria y la toma de decisiones. 

Por su parte, comer huevos, queso, carne roja y mejillones te aportará vitamina B12 que influirá positivamente tanto en tu concentración como en tu nivel de energía.

Imprescindible una buena hidratación

Beber agua es indispensable para el funcionamiento del organismo. Para empezar, mejora el sistema inmunitario incrementando sus defensas y reduciendo la posibilidad de enfermar.

En verano se pierde una cantidad significativa de líquido en forma de sudor. Es necesario compensar esa pérdida a fin de estabilizar la temperatura corporal, la regularidad intestinal y la reducción del riesgo de aparición de cálculos renales, entre otras funciones.

Tener una botella de agua a mano mientras estás trabajando es un buen hábito para reponer líquidos poco a poco (si es de plástico recuerda que debes renovarla a menudo).

Si aún así, eres de esas personas que apenas tiene sed, quizá lo mejor sea que te pongas una alarma para recordártelo hasta que logres establecer ese hábito.

Otra forma de mantenerte hidratado es tomar alimentos con alto contenido en agua. La sandía, el pepino, la pera, la uva, las ciruelas, la frambuesa, el melón y los tomates son algunos de los más sabrosos, tenlo en cuenta al elegir tu menú en el restaurante.

Reforzar las defensas

A final de junio damos la bienvenida al verano. Este cambio conlleva un periodo de adaptación en el que puede debilitarse el sistema inmunitario. La base de tu salud se encuentra en él puesto que cumple un papel importante en tu bienestar general.

Una dieta equilibrada es la base para proteger al organismo de infecciones y reducir el riesgo de resfriados provocados por el contraste de la temperatura exterior frente al aire acondicionado.

Realizar una actividad física moderada mejora la circulación y alivia el estrés. Lo recomendable sería dedicar al menos 20 minutos diarios a realizar alguna que te apetezca.

Por su parte, dormir bien es tan importante como te imaginas. Descansar menos de lo necesario afecta negativamente al funcionamiento de las células.

Aunque lograrlo no siempre dependa de ti (especialmente si tienes niños pequeños), existen una serie de hábitos que te ayudarán a lograrlo. Mantener una rutina de sueño, dormir en una habitación fresca y oscura y prescindir de la luz de móviles y tablets, al menos una hora antes de dormir, son algunos de ellos.

Con la llegada de junio, se cierra la primera parte del año. Son muchos los asuntos que debes cerrar antes de irte de vacaciones. Llevar una alimentación saludable, descansar y sentir que tienes todo organizado te ayudará a mantener el estrés a raya. Tómatelo con toda la calma posible y ¡a pensar en el verano!

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