6 consejos para mejorar el rendimiento en el trabajo

Las largas jornadas de trabajo, el gran volumen de tareas y las pocas horas de descanso son las principales causas de estrés y fatiga.

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Ser más productivos en el trabajo nos ayudará a reducir los niveles de estrés pero ¿cómo podemos conseguirlo? ¿cuál es la solución? A continuación, te mostramos 6 formas de mejorar tu rendimiento que cambiaran tu forma de trabajar para siempre.

¡Toma nota!

Cómo medir el rendimiento en el trabajo

Si no sabemos cómo medir la productividad laboral de nuestros empleados, difícilmente conseguiremos mejorar la eficiencia de nuestras organizaciones. Ya lo dijo el físico y matemático británico William Thomson Kelvin hace más de un siglo: “lo que no se mide, no se puede mejorar”.

A nivel de resultados, el rendimiento en el trabajo se puede medir:

  1. Por el volumen físico del trabajo realizado
  2. Por el valor generado por los bienes o servicios que se han producido

En ambos casos, será oportuno relacionar los resultados obtenidos con el número de horas trabajadas. Un buen aprovechamiento del tiempo es preferible al conseguimiento de resultados a base de horas extraordinarias y jornadas laborales infinitas.

Recuerda que la contribución de un empleado puede ir mucho más allá del ámbito de los resultados cuantitativos. De su actitud pueden depender factores tan importantes como el ambiente de trabajo, las relaciones entre compañeros o el nivel de satisfacción de tus clientes. Aunque indirectamente, estos factores terminarán influyendo en la productividad laboral de tu empresa.

6 consejos para mejorar tu rendimiento

He aquí 6 consejos que te ayudarán a aumentar tu rendimiento de una manera organizada y sin estrés:

1. Ordena tu espacio de trabajo

Es básico pero es una de las claves para que el resto del trabajo fluya. Es vital contar con un sistema de organización de proyectos que te ahorre tiempo a la hora de buscar información.

El punto más importante para aumentar la productividad laboral es tener unas buenas pautas organizativas. Esto no se limita simplemente a tener un entorno ordenado donde sea fácil encontrar cada herramienta de trabajo, también incluye el saber administrar el tiempo y el esfuerzo con el único fin de optimizar los recursos y por tanto aumentar la productividad.

2. Clasifica tus tareas.

Organiza una lista de tareas y ordena tus tiempos en función de su importancia. Puedes hacer la siguiente clasificación: 

    • Importante y urgente.
    • Poco importante y urgente.
    • Importante pero no urgente.
    • Poco importante y poco urgente.

3. Haz pausas en tu jornada laboral. 

La pausa también forma parte del trabajo. De hecho, es indispensable ya que favorece que tu cerebro se regenere y sientas una sensación de bienestar que te ayudará a continuar la jornada con nuevas energías.

Durante tu pausa debes desconectar del trabajo y puedes aprovechar para estirarte, hidratarte, tomar un tentempié o salir un poco de la oficina para renovar el aire.

4. La importancia de la motivación

No existe nada más importante que la felicidad de los trabajadores. Un empleado que se siente integrado en un grupo y sabe qué trabajo es importante, es una persona feliz. Y cuando alguien está contento se siente pleno, con energía, fuerza y aumenta su productividad casi el triple, ¡y todo por sentirse feliz en su puesto de trabajo! Pero para lograr ese estado de satisfacción es importante hacer uso de la motivación.

Siempre es vital tener en cuenta el ambiente. Un lugar de trabajo que sea inspirador y le permita a los miembros de un equipo experimentar con su creatividad.

Otra forma para inspirar a los trabajadores es preocupándose de sus inquietudes y necesidades. Está comprobado que cuando una persona se siente valorada y necesaria en un lugar le resulta más fácil sentirse motivado y por tanto aumenta su productividad.

5. Formación continuada

La sociedad avanza y la forma de trabajar también. Hace dos décadas era casi imposible creer que la tecnología iba a ser la piedra angular de muchas empresas. ¿Qué hubiera pasado si los trabajadores de esa época no se hubieran formado para seguir el tren de la tecnología?

Se habría producido una gran cantidad de analfabetos digitales con la inevitable reducción en la productividad laboral de los trabajadores debido a no saber utilizar las nuevas herramientas de trabajo.

Ese problema que os hemos planteado es algo que sigue ocurriendo: aparecen nuevas aplicaciones, programas o cambios a la hora de llevar a cabo una labor y no todo el mundo está preparado. Por eso es vital que los empleados estén en constante aprendizaje y renueven conocimientos con el fin de estar siempre a la última en cuanto a sus posibilidades.

Al fin y al cabo, los conocimientos será lo que necesiten poner en práctica en el trabajo para que su nivel de productividad sea significante.

6. Comunicación constante

Cuando no hay un buen ambiente de trabajo es normal que la comunicación con otros compañeros sea escasa o incluso nula. Esta falta de comunicación constante puede ser un gran hándicap para la producción. En ocasiones no hablar con el compañero, sobre todo cuando se hace un proyecto en grupo, puede generar malos entendidos que hacen retrasar el trabajo, provocando así que la productividad se reduzca de forma considerable.

Tener una relación cordial donde la información fluya sin problemas es vital para saber qué función tiene cada uno dentro del grupo y por tanto para tener una buena organización de las tareas a realizar.

Crear una dinámica perfecta de comunicación será imprescindible para llegar a los objetivos comunes finales de manera exitosa.

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