Cómo identificar y CÓMO LIDIAR CON las personas tóxicas en el trabajo

Contar con personas tóxicas en el entorno de trabajo es altamente perjudicial, no solo para el resto del equipo sino también para la productividad y el rendimiento de la empresa. Una persona tóxica produce sentimientos de enfado, frustración y negatividad en sus compañeros, que acaban intoxicándose también.

Uno de los activos más importantes dentro de una empresa son las personas. Si se permite que una intoxique al resto, se estará permitiendo que una ola de malestar y frustración se apodere de los demás, con resultados negativos para su salud y para la salud de la empresa.

 

Cómo identificar los rasgos tóxicos

Es posible que los rasgos tóxicos de muchas personas pasen desapercibidos y vaya descubriéndose paulatinamente y de manera sutil. A continuación analizaremos algunos de ellos y sus señales de advertencia. 

  • Las personas con negatividad perciben el mundo como cruel y malvado, y desaniman al resto con comentarios y acciones derrotistas. Hay que responderles con positividad, sin iniciar un tira y afloja constante.

  • Quejas continuas. Las personas tóxicas tienden a quejarse mucho, incluso en situaciones en las que todo va bien. Están buscando una audiencia que escuche constantemente sus problemas. A la larga, estas personas traen mucha negatividad al proceso de trabajo y cargan a otros con cosas innecesarias.

  • Una persona que es rígida puede ser terca, inflexible e incapaz de adaptarse cuando las cosas no salen según lo planeado. Los empleados que se resisten al cambio están abocados a quedar obsoletos. La mala noticia es que este comportamiento y la falta de flexibilidad pueden acabar afectando al resto del equipo.

  • Egoísmo. Los empleados tóxicos se niegan a compartir conocimientos de trabajo, lo que puede ser realmente perjudicial, ya que sus efectos negativos se van a ver en el trabajo, el entorno, el equipo y la salud mental de quien lo sufre.

  • Los quisquillosos por naturaleza pueden tener dificultades en situaciones nuevas, fuera de su zona de confort o que no se ajustan a sus estándares. 

  • Los cínicos pueden pensar que los intereses y objetivos motivan a las personas en detrimento de los demás. 

  • Una persona que muestra deshonestidad puede mentir o engañar a otros. Mucha gente la usa como un mecanismo de defensa. 

  • Discutir por discutir. Las personas tóxicas suelen discutir simplemente por hacerlo, lo que puede ser realmente perjudicial en un entorno de trabajo.

  • Una persona egocéntrica puede centrarse en sus deseos sobre las necesidades de otra persona. Nada que ver con el compañerismo y el espíritu de equipo, lo que interfiere en el desarrollo como grupo y en el fortalecimiento de una cultura corporativa positiva.

  • El empleado arrogante puede creerse más inteligente e importante que los demás. Como tal, puede tratarles de manera grosera o condescendiente. Si además es impulsivo puede tomar decisiones precipitadas basadas en la emoción.

  • Los empleados agresivos pueden debilitar la seguridad y bajar la productividad porque provocan en las personas de su alrededor un deseo de huir de ellos.

  • Falta de empatía. Una persona que carece de empatía por los demás puede tener dificultades para comprender los sentimientos y pensamientos de otras personas. 

 

Cómo hacer frente a los empleados tóxicos

Los rasgos tóxicos de otras personas reflejan sus luchas e inseguridades, no las de quienes tienen que lidiar a diario con ellos. Solo uno mismo puede controlar sus propias acciones, autoestima y aptitud mental. Tomar nota de las siguientes pautas puede resultar de utilidad al encontrarnos frente a una persona tóxica.

  • Paciencia. Reaccionar con ira, agresión o molestia ante una persona tóxica puede empeorar la situación. Respirar profundamente y alejarse físicamente de esa persona puede ser muy efectivo.
  • Comprensión. Entender las motivaciones de algunas personas tóxicas nos ayuda a comprender que no es un tema personal sobre nosotros, sino sobre ellos. Por ejemplo, los empleados muy competitivos pueden estar luchando contra las inseguridades personales ya que sienten que necesitan demostrar su valía para compensar lo que creen que les puede faltar. Concentrarse en uno mismo y no participar en esa dinámica es lo mejor que se puede hacer.
  • Evitar el contacto. Hay que procurar evitar a los compañeros de trabajo tóxicos lo máximo posible. Reducirlo al mínimo indispensable, comunicarse por email y utilizar fórmulas cordiales de saludo sin dar pie a ninguna conversación suele funcionar.
  • Establecer límites. Ser siempre correcto para que no pueda tergiversarse ni malinterpretarse la situación es muy útil. Hay barreras que no pueden saltarse y deben establecerse cuáles son. Muchas personas no son conscientes de que tienen rasgos tóxicos por eso es importante hacerles saber tranquilamente qué acciones suyas resultan dañinas. Una conversación honesta puede resultar realmente fructífera.
  • Apoyarse en otros. Llegado el momento puede informarse a Recursos Humanos de esta situación, especialmente si está interfiriendo en el buen desarrollo laboral.

 

Las personas tóxicas pueden tener un impacto negativo en la salud, ya que pueden estresar y agotar mentalmente. Un empleado tóxico puede traer mucha negatividad a la oficina. Las personas que se quejan y las personas negativas en general no son las más adecuadas para estar cerca profesionalmente. 

Es preciso mantener la calma, mantenerse optimista y evitar el comportamiento tóxico a toda costa. Los compañeros de trabajo más desafiantes alentarán el crecimiento profesional y mejorarán las habilidades de liderazgo. Aunque no puede cambiarse a una persona o su comportamiento, sí se puede aprender a gestionar las propias reacciones y a enfrentarse a los conflictos de manera efectiva en el lugar de trabajo.

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