Un niño llamado Up

A veces en la vida nos cruzamos con gente especial que nos deja huella y se queda en nuestro recuerdo por cómo son y lo que hacen. Personas de las que dices que si no existieran las habría que inventar. Este es el caso de quien hoy os contamos aquí. De uno de los niños más increíbles y sorprendentes que nunca nos hemos cruzado. Tenía la mezcla perfecta. La inocencia y bondad que su edad le daban pero las ganas de ayudar de alguien que había vivido mucho. He aquí la historia del niño llamado Up y de cómo llego a ser.

En este mundo cada vez más loco pero que jamás nos deja de sorprender las distancias se han convertido en meros números. En kilómetros y en horas que tardamos en recorrerlos. Esto lo tenía muy claro nuestro protagonista. Él viajaba sin parar buscando a quien ayudar. Buscaba las sonrisas, buscaba el poder hacer bien y motivar a quienes le rodeaban. Conseguir que dejasen de lado el pensamiento negativo tan típico de los últimos tiempos y lo cambiasen por una visión más positiva de la vida.

Nuestro niño ayudaba en las tareas más variadas y a las personas más diferentes. No le importaba, solo quería poner su granito de arena. Así daba de comer a gente sin recursos, no podía entender cómo alguien no tenía algo que llevarse a la boca. Pero también echaba una mano a esos padres que trabajaban durante todo el día y tenían que dejar a sus pequeños en las guarderías.

Otra de sus tareas era transportar a la gente a su trabajo, le importaba mucho esto pues quería que todos llegasen puntuales y con la mejor de las actitudes. Y era detallista. Vaya que si lo era nuestro niño. Jamás se olvidaba de los cumpleaños y nunca faltaba un regalo. Disfrutaba viendo a la gente contenta. Ayudando en el día a día de muchas personas.

Pero llegó el momento en que se dio cuenta de algo. Gracias a sus ganas estaba ayudando a mucha gente y de nacionalidades muy distintas. Veía como cada uno le llamaba de una manera. Unos lo llamaban Juan. Otros John. También había oído Joan o Jonás… era un poco lío. Debía buscar una solución para que fuese más fácil comunicarse con él estuviera donde estuviera.

Pero no quería que su nombre fuese un nombre cualquiera. No podía ser así. Lo que estaba haciendo merecía algo especial. No podía ser de otra manera. Tras pensar un tiempo por fin encontró la solución. Llamó a todos y se lo contó. Tras comprobar como sus caras se iluminaban supo que ese era el nombre.

¿Queréis saber cómo pasó a llamarse nuestro niño especial? Os avisamos que seguro sentiréis un impulso con tan solo pronunciarlo. Será una sensación agradable. ¿Listos? Os presentamos al niño que se llamó Up. Up… sí, lo podéís repetir las veces que queráis, porque cuantas más veces, más alto subiréis. Up Up Up…

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