¿Eres perfeccionista? Si la respuesta es que sí, ¿crees que es bueno para tu rendimiento laboral? Te equivocas, el perfeccionismo puede acabar destruyendo tu productividad.
La mayoría de los perfeccionistas son reacios a abandonar su perfeccionismo. Piensan, erróneamente, que esa cualidad les hace ser mejores en su trabajo.
Si eres uno de esos perfeccionistas con alto riesgo de ver reducida su productividad, el momento de dejar de serlo es ahora mismo. ¿Por qué? ¿Cuáles son los riesgos del perfeccionismo?
Uno de los principales problemas, con un impacto directo sobre la productividad, es el tiempo que se invierte en cada tarea. El exceso de perfeccionismo lleva asociado un exceso de tiempo invertido en los detalles. Además, seamos realistas, la perfección es muy difícil de alcanzar (de hecho, ¿existe?), por lo que siempre hay que dejar cabida a los errores. Si no estás preparado para que haya errores, puede que no estés preparado para recibir críticas y encajarlas de manera adecuada.
Cuando quieres que algo esté perfecto, ¿sabes poner una fecha fin? ¿Cuál es el momento en el que se da por cerrada una tarea o proyecto? El perfeccionismo puede conducirnos a una incapacidad para dar por cerrados los trabajos, en una búsqueda constante de la mejora continua.
El perfeccionismo está relacionado con la rigidez. En un entorno cambiante como el que vivimos, es importante saber adaptarse a los cambios y trabajar con metodologías ágiles que te permitan una mayor capacidad de reacción. De lo contrario, tu capacidad productiva podrá verse mermada.
Tienes que ser consciente de que la perfección es difícil que llegue y que, en tu ansia por entregar un trabajo perfecto, puede que estés invirtiendo demasiado tiempo en hacerlo. Es importante hacer las cosas bien, pero siempre dentro de los márgenes de la productividad. No dejes de ser productivo por hacer las cosas perfectas porque entonces, ni tu tiempo ni tu trabajo tendrán sentido.
