Cómo resolver conflictos en la oficina

Al contrario de lo que podamos pensar, los conflictos en el trabajo pueden ser signo de un entorno sano, próspero y dinámico. Eso sí, siempre y cuando sean manejados correctamente. Y nos explicamos, una empresa en la que nunca hay un desacuerdo u opiniones enfrentadas es una empresa aburrida, desalentadora y poco inspiradora. Los diferentes puntos de vista y las opiniones variadas siempre son enriquecedoras.

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Pero ahí está uno de los grandes retos, ¿cómo evitar que diferentes opiniones acerca de un tema laboral deriven en algo personal? Finalmente, somos personas. Seres humanos con diferente personalidad, valores, educación, etc.

Te vamos a dar algunos consejos que te ayudarán a manejar este tipo de situaciones para que las discusiones derivadas de diferentes puntos de vista no superen las fronteras de lo estrictamente laboral.

Si no entiendes, pregunta.  

Muchas veces, un compañero hará algo de manera diferente a la que nosotros lo haríamos, o expresará una opinión contraria a la nuestra. Otras, será nuestro jefe el que nos encargue una tarea sin explicarnos la razón. Cuando no entendemos las cosas, es fácil sentirnos enfadados o resentidos.

Si no entiendes algo, no temas preguntar el porqué e intentar clarificar los motivos. Normalmente siempre hay una razón por la que las personas dicen o hacen determinadas cosas, incluso si no estamos de acuerdo con ellas. Lo principal es preguntar, intentar entender su punto de vista, escuchar.

Habla, debate, decide

Cuando formamos parte de un equipo de personas grande, inevitablemente va a haber diferentes opiniones acerca de cómo deberían manejarse determinados temas, cómo llevar a cabo un proyecto o cómo alcanzar un objetivo.

En esta situación, lo más importante es dejar que todo aquel que esté involucrado en el equipo aporte su punto de vista sobre cómo llevar a cabo determinada tarea. Todos los miembros del equipo deberían hacerlo para que los demás integrantes sepan lo que cada uno piensa y por qué lo piensa. Normalmente no hay una manera correcta o incorrecta de hacer las cosas. Las soluciones más creativas nacen de una amalgama de ideas, métodos y diferentes aproximaciones.

Aunque cada uno de nosotros pensamos que nuestras ideas son las mejores, a menudo nos podemos sorprender si escuchamos y entendemos la perspectiva de los demás.

Aborda el problema, no a la persona

Lo más importante es tener siempre en mente que el origen del conflicto es un tema determinado, no la otra persona. Nunca lo lleves al terreno personal. De la misma manera que no nos gusta ser juzgados por un solo error o por el comportamiento que hayamos podido tener en un momento puntual, no debemos convertir un desencuentro laboral puntual en una guerra personal.

Y, como recomendación final, recuerda, cuando nace un conflicto es un raro que el 100% de la responsabilidad sea de una sola persona. Examina tu actitud y tu comportamiento e intenta encontrar un punto intermedio entre ambas opiniones. A veces nos cuenta recular o ponernos en el lugar del otro para entender su punto de vista pero, si lo hacemos, podemos llegar a ser más receptivos hacia sus ideas y resolveremos la situación de forma más rápida y de manera satisfactoria para todas las partes.

 

“La paz no es la ausencia de conflicto, es la capacidad para manejar el conflicto de manera pacífica”
Ronald Reagan.

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