La relación entre la calidad del sueño y el aumento de peso

Dormir es esencial para nuestra salud y, por ende, una mala calidad del sueño tiene consecuencias nefastas. Una más que evidente es el descenso de la productividad. Cuando pasamos una mala noche estamos más irritados, agotados y desconcentrados y esto provoca, lógicamente, un impacto directo y muy negativo sobre nuestra productividad laboral.

Sin embargo, dormir mal acarrea otra consecuencia quizá no tan evidente en el plazo inmediato: el aumento de peso. Una mala calidad del sueño puede hacernos ganar peso ya que, tras una mala noche, comemos más al día siguiente (unas 400 calorías más que habitualmente).

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Estudios demuestran que la falta de sueño tiene consecuencias directas en nuestro modo de alimentarnos. Esto se explica sobre todo por una perturbación hormonal. El hambre y la saciedad son sensaciones reguladas por la grelina y la leptina respectivamente. La grelina es la responsable del hambre y la leptina es la encargada de decirle a nuestro organismo que ya hemos comido suficiente. Cuando no dormimos lo suficiente, los niveles de estas hormonas se perturban y, mientras la grelina se produce en exceso, la producción de leptina no llega a los niveles que debería. Según los estudios, bastan dos días durmiendo mal y sin descansar para alterar estas hormonas.

Las consecuencias de este trastorno hormonal se traducen en un mayor apetito y una bajada de energía considerable. Si duermes menos, al día siguiente comes más y, a no ser que lo que comas sea extremadamente sano y dietético, acabarás cogiendo peso. Pero, malas noticias, cuando la fatiga nos invade somos más susceptibles de caer rendidos ante los encantos de la comida menos saludable, más grasa y más azucarada.

Además, una mala noche también se traduce en menos energía que, consecuentemente, te llevará a no hacer deporte o no molestarte en cocinar un menú sano y casero. Y son precisamente estos tres pilares (alimentación sana, entrenamiento regular y un sueño reparador) decisivos para tener una buena salud.

¿Cómo mejorar la calidad del sueño? Evita las bebidas excitantes como el café o el alcohol y toma una cena ligera al menos dos horas antes de irte a dormir. Regula la temperatura de tu habitación entre 18 y 22 grados y no caigas en la tentación de mirar el móvil o la tableta justo antes de dormir, las pantallas alteran el ritmo biológico.

Recuerda, si has pasado una mala noche, no caigas en el error de comer más y peor al día siguiente. Aprovecha la pausa de la comida para salir de la oficina, buscar un restaurante donde puedas degustar comida saludable y vete paseando para tomar el aire. Volverás al trabajo con las pilas cargadas para rendir lo que resta de día.

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