La adicción al trabajo suele afectar a las personas que están muy motivadas e involucradas en su trabajo. Obviamente, es difícil imaginar que pueda afectar a aquellas personas que padecen el síndrome bore-out (o aburrimiento crónico) en su empresa, a aquellas que están felices al final de su jornada o a las que esperan con ansia el fin de semana.
En nuestra sociedad, la adicción al trabajo parece estar muy aceptada, incluso sabiendo que puede suponer un riesgo para la salud mental y física de quien la padece. Pero, ¿cómo se llega a este punto? ¿En qué momento la motivación y el entusiasmo se transforman en adicción y nos conducen al burn-out?
Tener una actividad profesional que nos satisfaga es un factor de bienestar y de motivación pero, cuando el trabajo se convierte en nuestra única fuente de satisfacción, las consecuencias físicas y psíquicas pueden ser graves.
El trabajo se convierte en una droga que empuja al adicto al trabajo a dedicar más y más tiempo y energía a su actividad profesional, en detrimento de su vida personal y su salud. El adicto al trabajo acaba asumiendo más carga de trabajo de la que puede gestionar, se desborda y acaba trabajando hasta tarde, los fines de semana y durante sus vacaciones. Finalmente, estas personas no encuentran placer más allá del trabajo. Las vacaciones y el tiempo libre son solo fuentes de insatisfacción.
Pero, lo peor es que no se dan cuenta. Es una espiral que te atrapa cada día un poco más.
La adicción al trabajo conduce poco a poco a un síndrome de agotamiento profesional. Se duerme mal, se está cansado y el nivel de estrés aumenta mientras la concentración baja. Se comenten más errores y hay que trabajar aún más para recuperar el retraso. Esta sensación es insoportable para un adicto al trabajo, cuyo objetivo es siempre ser altamente productivo. Acaba culpabilizándose y perdiendo la confianza en sí mismo. Es aquí donde comienza el camino hacia el burn-out.
¿Cómo superar la adicción al trabajo para evitar caer en el síndrome burn-out?
La dependencia del trabajo es un comportamiento tóxico que, a menudo, esconde la dificultad de relacionarse con uno mismo. Para salir de esta situación es necesario soltar lastre y admitir que es importante cuidar de uno mismo y adquirir nuevos comportamientos para redefinir las prioridades y retomar la vida más allá del entorno laboral.
Algunos consejos…
1. Levanta el pie. Respeta las pausas de la comida. Sal a comer a un restaurante y recarga energías a mediodía. Disfruta de tu tiempo libre y los fines de semana, deja el trabajo en la oficina.
2. Aprende a escuchar tus necesidades. Dedícate todos los días un rato a ti mismo.
3. Encuentra nuevas fuentes de satisfacción más allá del trabajo. Practica actividades que te interesen y que no tengan que ver con el trabajo.
4. Retoma tu vida social. Organiza reuniones con tu familia y amigos.
