Liderar un equipo no es fácil y a veces se cometen errores que hacen que los trabajadores te perciban como como un mal jefe. Hoy te contamos las quejas más habituales entre los empleados para que evites los errores que te harán parecer un mal líder.
Indecisión
A veces, un líder puede parecer indeciso por querer satisfacer a todas las partes. Quiere alcanzar una solución que funcione para todo el mundo y esto no siempre es posible. Así, buscan y buscan diferentes opciones y tardan tanto en encontrar la solución que acaban por no complacer a nadie.
Para ser un buen líder es esencial tomar las decisiones en tiempo. No siempre tomarás las decisiones correctas y nunca podrás complacer a todo el mundo, pero de los errores se aprende y si das vueltas y vueltas a un problema para encontrar la solución, proyectarás una imagen de indecisión nada recomendable para un buen líder.
Terquedad
A menudo, las personas con creencias y pensamientos rígidos ralentizan los trabajos. Para ser un buen líder es importante no ser terco ni asentarse en una opinión propia, escucha al resto del equipo y valora sus opiniones porque muchas veces es la manera de encontrar la mejor solución.
Culpar a los demás
No asumir las responsabilidades y “cargar el muerto” a otros es una conducta poco recomendable para un líder y un claro indicador de que la gerencia no está funcionando bien. Si mantienes tu puerta siempre cerrada y no sabes lo que pasa más allá de tu despacho y cuando pasa algo te limitas a culpar alegremente a los demás, no estás ejerciendo un buen liderazgo. Un buen líder asume responsabilidades, coger las riendas y no acusa a nadie, simplemente resuelve los problemas.
Incapacidad de delegar
Algunos líderes son incapaces de delegar. Actúan como si nadie pudiese hacer su trabajo o ayudarles. Lo hacen porque no confían en su equipo. Si no te fías de tu equipo, lo mejor es que formes a sus miembros y los prepares para asumir diferentes retos.
Favoritismos
Mostrar favoritismos o preferencias en el trabajo supone una falta de respeto para la gente del equipo. Es humano sentir alguna preferencia, todos trabajamos más a gusto con aquellos con los que más congeniamos. Sin embargo, si lideras un equipo, los favoritismos van a ocasionar problemas en el equipo. Evítalos.
Promesas vacías
Cuando las palabras de un jefe se convierten en promesas vacías, se genera una gran frustración en el equipo. Los trabajadores necesitan tener unos objetivos claros y unas directrices concretas, saber hacia dónde van. De lo contrario, su nivel de productividad descenderá y se generará una sensación de incertidumbre poco adecuada para la empresa.
